Durante el tiempo que pasé en la comunidad monástica de Taizé, en Francia, aparté a un lado todas las etiquetas que me habían definido hasta el momento para redescubrirme en el vacío: sin títulos, sin profesión, sin un lugar propio al que llamar hogar y entregada a un estilo de vida cuyo vórtice giraba en torno a los momentos de oración y silencio.

En mi primer libro, Lecciones del monasterio, escribí a posteriori los aprendizajes interiores de dicho período. En estas páginas, encontrarás palabras que fueron escritas incluso antes. Son los textos que escribí antes y durante dicha estancia; y, en su carácter íntimo y personal, son muestra fehaciente de un amor y una inmensa riqueza espiritual que empezaron a revelarse en mi interior y a extenderse sobre todo cuanto percibía.